Tomamos palabras subidas por
Gonzalo Manigot a su página de Facebook , el esta citando a
Patricia Berdichevsky ...
"En Buenos Aires, a partir de la publicación de Diseño Curricular 89, se plantea que la Plástica es un lenguaje que puede ser enseñado. Un lenguaje que expresa y comunica a través de imágenes, realizadas con diferentes técnicas y procedimientos: pintura, escultura, dibujo, collage, grabado; con determinados materiales y herramientas.r corporalmente un retrato ayuda a penetrar en su expresión, y tal vez proponer un diálogo entre varias obras.
Para abordar esta problemática es necesario hacer un poco de historia.
Durante muchos años los docentes de inicial nos formamos en la Plástica, para hacer trabajitos que engrosaran una carpeta, fin último y preciado que, supuestamente, garantizaba el desarrollo de la creatividad de los niños.
Para hacerlos proponíamos las llamadas técnicas gráfico-plásticas, combinaciones de materiales que posibilitaban entretener a los chicos con la novedad y obviamente alimentar la carpeta.
Cuando ingresé al profesorado de Inicial ya estudiaba Bellas Artes y veía como dos mundos paralelos el del arte adulto con sus técnicas tradicionales (pintura dibujo, escultura, collage, grabado) y el del jardín con sus pluviomanías, esgrafiados, dibujos con cola vinílica y betún, collage con boletos, collage con papel glasé De hecho algunas de esas combinaciones de materiales podían ser interesantes utilizadas de otra manera, con continuidad suficiente para descubrir sus posibilidades expresivas, pero ciertamente, este paseo, este saltar de una cosa a otra sólo servía para llenar hojas y obtener un nuevo trabajito.
En Buenos Aires, a partir de la publicación de Diseño Curricular 89, se plantea que la Plástica es un lenguaje que puede ser enseñado. Un lenguaje que expresa y comunica a través de imágenes, realizadas con diferentes técnicas y procedimientos: pintura, escultura, dibujo, colage, grabado; con determinados materiales y herramientas.
También se incluye algo esencial: que éste, como todo lenguaje artístico se aprende en varias direcciones, hacer imágenes, observar imágenes y comprenderlas como productos culturales.
Entonces se empieza a incluir en la enseñanza de la plástica la observación de imágenes artísticas: la lectura de imagen. En el diseño curricular actual se incluye el eje de la apreciación, la importancia de formar a los chicos como espectadores.
Si se leen detenidamente todos estos documentos curriculares es claro que nunca se propone copiar, todo lo contrario, se habla de un acercamiento sensible y crítico, para conocer, para comprender, para aprender, para disfrutar, para conmoverse.
Esto es algo fundamental porque somos espectadores desde de que nacemos y lo seremos toda la vida.
Pero no basta con la publicación de un documento curricular para que los docentes formados en otros enfoques puedan enseñar a los chicos uno de los lenguajes que los seres humanos empleamos para expresarnos. Tampoco basta para que, estos docentes que no han transitado la experiencia personal de apreciar y disfrutar el arte, puedan iniciar a los chicos en una práctica que para ellos también era ajena.
Muchos docentes formados para hacer trabajitos se sintieron (o se sienten) desorientados en esto de enseñar a ver imágenes, en especial imágenes artísticas que son el referente principal de este lenguaje que estamos enseñando a los chicos. Cada quien hizo lo que pudo y comenzaron a verse propuestas como vamos a pintar como Miró, luego de elegir un cuadro bien fácil de imitar y de poner en las mesas, sólo los colores del cuadro elegidos cuidadosamente por la docente.
Esta incitación pecaminosa a la copia emplea esfuerzo, materiales y tiempo del docente y de los chicos en aprender a copiar en lugar de ofrecer la oportunidad de observar de conmoverse y también de aprender a pintar para crear imágenes propias y personales.
Seguramente copiando los chicos podrán desarrollar habilidades para lograr los colores, imitar las pinceladas, copiar las forma ¿pero cuál es el sentido de hacer otra vez lo hecho por otro?
Los chicos aprenden muchas cosas imitando a los que saben, pero se trata fundamentalmente de procedimientos. Pueden aprender a mezclar los colores imitando a su maestra o a un compañero, observando como saca de a poquito un color y lo incluye en otro, como limpia el pincel, como lo escurre en el borde del vaso para afinar su punta, como lo limpia con el trapo. Seguramente podrá usar estos conocimientos para hacer sus propias obras y para descubrirlo en la producción de otros.
Pero cuando lo que imita es un producto acabado perderá la oportunidad de utilizar todos estos descubrimientos en su propia expresión. Posiblemente poco a poco, se hará dependiente de esas copias y tal vez desvalorice sus propia producción. El que copia aprende a copiar y el que pinta aprende a pintar.
Copiar es un hecho mecánico, una fotocopiadora lo realiza en un minuto y sin necesidad de conmoverse.
Así como cuando leemos un libro no es necesario copiarlo ni repetirlo para disfrutarlo, tampoco es necesario copiar una obra plástica para deleitarse, extrañarse, conmoverse y comprenderla.
Algo totalmente diferente de la observación del natural, mirar los árboles, descubrir sus colores, los distintos matices que provoca la luz sobre las hojas, tocar los surcos del tronco, percibir su textura y luego pintarlos. Algo muy diferente es copiar los árboles pintados por otros, un producto resuelto por otra mirada.
Dice Graciela Montes “Leer es construir sentido (…) Se “lee” una imagen, una ciudad que se recorre un rostro que se escudriña. Se buscan indicios, pistas, y se construye sentido, se arman pequeños cosmos de significación en los que uno como lector queda implicado.”#
Por eso es importante que los chicos se acerquen a diversas imágenes para conocerlas, disfrutarlas, descubrir sus indicios y construir múltiples significados a partir del impacto que estas obras les provocan.
Brindarles oportunidades de conocer las producciones artísticas de su medio, de su país y de otras culturas, esos objetos maravillosos que los ayudarán a acrecentar su sensibilidad, alimentarán su imaginación, ampliarán sus horizontes y les permitirán construir su juicio crítico. Como dice Octavio Paz, para ver de verdad hay que comparar lo que se ve con lo ya visto.#
Dejarse conmover, emocionar, atravesar por las imágenes, tanto las del entorno natural como las del construido por el hombre en el que se incluyen obras de arte, artesanías, imágenes de todo tipo y también las que hacen los chicos.
Ellos se están iniciando en los lenguajes artísticos y es importante que en esta iniciación puedan conocer el arte que la humanidad ha ido construyendo desde sus orígenes hasta la actualidad, la cultura en que ellos y nosotros estamos inmersos.
Por ejemplo, cuando se les propone trabajar sobre retratos será importante observar retratos, así se descubrirá y se comprenderá qué es ese género, por qué los seres humanos sentimos la necesidad de retratarnos, se nutrirá la imaginación de los chicos con diversas formas de expresión, comprenderán que estas formas dependen también de diferentes necesidades y diferentes contextos, que responden a ideas y concepciones distintas. Descubrirán en las obras esos indicios, esas pistas que menciona Graciela Montes, que serán transformados por cada uno en sentidos, emociones y sensaciones diversas.
Luego, si queremos que transiten la experiencia de retratar, se podría sugerir observar al docente, mirar la forma de su rostro, mirar su peinado el color de su pelo detenerse en sus características y retratarlo. Estas propuestas implican un trabajo de observación y la creación de una imagen diferente a partir de lo observado y lo sentido por cada uno a partir de lo que mira.
Si en otra oportunidad miran caricaturas y retratos expresionistas, los chicos descubrirán que a veces los artistas deciden deformar, distorsionar para expresar otras cosas, para resaltar algo. Tal vez apreciar retratos imaginarios podrá ser la puerta para inventar caras locas, el permiso o la fuente de nuevas ideas para trabajar.
Cuando acercamos a los chicos a diversas manifestaciones artísticas lo hacemos fundamentalmente, para que las contemplen, para que las conozcan, para que las disfruten y puedan construir significados propios a partir de lo que ven.
Por todo esto es importante dar tiempo a la contemplación para que cada uno haga sus propios descubrimientos. A veces una pregunta dispara las reflexiones: - ¿qué tienen de diferente estos retratos? Otras veces una comparación ayuda a encontrar nuevas pistas. Pero también es importante la actitud lúdica, proponer, por ejemplo imitar corporalmente un retrato ayuda a penetrar en su expresión, y tal vez proponer un diálogo entre varias obras.
Además, como están aprendiendo a pintar, la posibilidad de acercarse a lo que otros han creado les permitirá descubrir recursos, formas de hacer, permisos y desafíos. Esto puede generar nuevas imágenes puede enseñar nuevos caminos e invitar a transitarlos. Si los chicos observan pinturas abstractas hechas con manchas y chorreaduras, seguramente, este encuentro abrirá un abanico de posibilidades creativas, otros interrogantes y otros sentidos. Entonces si el docente los invita a producir sus propias pinturas a partir de manchas, a experimentar parte de lo que han apreciado será para crear sus propias imágenes, únicas, irrepetibles, singulares.
Como lo expresa el artista plástico, Luis Felipe Noé “Este artista no está solo en el tiempo. Hay muchos artistas antes que él. Hay muchos que han sentido la misma sensación. Ellos se han completado unos a otros. Han hecho un devenir de la imagen.”#
Del mismo modo los chicos, al ser espectadores de lo que los artistas hacen y nutrirse con imágenes diversas podrán participan de ese devenir creando también ellos mismos algo nuevo, nuevas imágenes y múltiples significados y sentidos.
Otra vuelta
Cuando comencé a leer el texto de Mariana y la cita de Matisse que eligió incesante exploración, el título: conmovedora aventura, y finalmente las palabras con que define esta forma de expresión: un mundo poético centrado en el color, una construcción estética que se ofrece a los sentidos; contacto sensual con la materia; emoción y significado; inmediatamente vinieron a mí escenas del mundo del jardín de infantes.
Todas estas bellas palabras me llegaron muy hondo, me evocaron mis propias sensaciones al pintar y al acompañar a mis alumnos en esta conmovedora aventura. Entonces, como dije, pensé en los jardines de infantes y en particular en qué poco se ve hoy a los chicos viviendo el contacto sensual con la materia. Tal vez los miedos de los docentes, la mirada puesta en otras cosas, han cedido espacio a esta otra escena: los chicos pintando, pero pintando con todo, con muchos colores en la mesa, con pinceles, con esponjas con lo que sea necesario para dejarse llevar por el contacto sensual con la materia, por la música de los colores, por las sensaciones y las vibraciones que producen al relacionarse; con tiempo para la experimentación, con la certeza, por parte del docente, que esta es una experiencia valiosa.
Ema dice, refiriéndose a la posibilidad de ver obras de arte: en muchas ocasiones será la única posibilidad que los niños tengan de acercarse sensiblemente a estas manifestaciones estético-culturales. Creo que también esta frase vale para la oportunidad de pintar. La mayoría de los chicos sólo tienen esta oportunidad y este espacio en la escuela. Qué importante es entonces que el docente confíe y se entregue al placer de conducirlos en esta maravillosa oportunidad.
Ema y yo nos hemos preocupado por la primera parte del título: la importancia de mirar para pintar, aprender a ver nuestro entorno, las obras de arte, sus propias producciones, algo que muchas veces falta también en la escuela, el ejercicio de la contemplación, el placer de mirar, de mirar para disfrutar, que no siempre será un mirar para hablar de lo que se mira, porque por algo los seres humanos creamos estos otros lenguajes para expresarnos, lenguajes no verbales como la pintura
Creo que este espacio me servirá para recordar, a aquellos maestros que tal vez lo olvidan, el sentido profundo de sus acciones, porque enseñar a pintar es enseñar a construir mundos y cuando los chicos aprenden a pintar aprenden a usar los colores, a seleccionar las herramientas a conducir sus gestos y sus acciones para hacer dialogar a los colores y a las formas. Aprenden que los colores, como la mayoría de las cosas de este mundo, no valen por lo que son sino por cómo se relacionan con lo que los rodea. Aprenden a valorar lo que hacen ellos mismos y también lo que hacen los otros, a descubrir la belleza de las diferencias. Aprenden a ver el mundo y tal vez transformarlo dejando su huella en él."